No importa como lo dibujen ni como lo disfracen: la estrategia del gobierno para combatir la Covid-19 ha sido derrotada con extrema facilidad por la pandemia del nuevo coronavirus, que en las 煤ltimas 24 horas contagi贸 a al menos 1702 personas, mientras los hospitales est谩n a reventar de pacientes.
Seg煤n el bolet铆n 433 emitido hoy por el Ministerio de Salud, la positividad diaria de contagios se ha disparado al peligroso porcentaje de 23.56%, lo que significa que, de cada 100 personas que se someten a las pruebas, casi 24 resultaron positivos a la Covid-19.
En otras palabras, uno de cada cuatro dominicanos que se sometieron a las pruebas est谩n contagiados con el nuevo coronavirus.
El informe con esas dram谩ticas y reveladoras cifras surge cuando el Gobierno acaba de anunciar el endurecimiento de las medidas de restricci贸n, con el aumento del toque de queda y limitaciones a las horas de consumo de bebidas alcoh贸licas y del transito.
Aplastado por la fortaleza de la pandemia, el presidente Abinader ha dispuesto que, a partir de este jueves 27 de mayo, el toque de queda ser谩 a partir de as 8:00 PM hasta las 5:00 AM todos los d铆as durante 15 d铆as.
En esa extra帽a forma de aplicar el toque de queda, el gobierno dispuso que a partir de las 8:00 PM la poblaci贸n tendr谩 tres horas adicionales para regresar a sus hogares lo que, en los hechos, disminuye la cantidad de horas del toque de queda.
Un detalle interesante es que el gobierno prohibi贸 el consumo de bebidas alcoh贸licas entre 5:00 PM y 5:00 AM en los espacios p煤blicos y en los privados de uso p煤blico.
Estas ligeras variaciones en las restricciones solo ser谩n aplicadas en el Distrito Nacional y las provincias Santo Domingo y San Cristobal, que son los lugares donde la Covid-19 provoca mayores estragos.
Las consecuencias de la apertura auspiciada por Abinader
Este fortalecimiento de la pandemia con su secuela de contagios y muertes diarias ha sido el resultado de la estrategia desafiante o indiferente del gobierno, que ha promovido una apertura total de las actividades sociales, deportivas, religiosas y econ贸micas.
Con esta estrategia, el Gobierno aliment贸 la percepci贸n de que el pa铆s estaba fuera de peligro, mientras publicaba datos de dudosa credibilidad respecto del supuesto avance sobre de la pandemia.
Auspici贸 la apertura total del turismo, los bares, restaurantes y discotecas volvieron a llenarse sin ning煤n respeto por el distanciamiento social.
Las iglesias volvieron a llenarse con multitudes alabando a Dios y asegurando que “el fin del mundo esta cerca”, tambi茅n sin distanciamiento social y sin mascarillilas.
Los mercados, supermercados y centro comerciales actuaron a su antojo, mientras en los barrios las multitudes se reuni贸n para celebraciones desenfrenadas.
Todo esto ocurre ante la indiferencia del gobierno, que prefiere mirar para otro lado para no perjudicar al mercado.
La guinda del pastel la coloc贸 esta semana el mismo gobierno cuando llam贸 a que regresaran a las aulas los estudiantes de las escuelas p煤blicas y privadas de 29 de las 32 provincias.
En la capital, Santo Domingo y San Cristobal, el Ministerio de Educaci贸n posterg贸 el retorno a clases de los estudiantes de las escuelas p煤blicas, pero autoriz贸 que lo hicieran los que pertenecen a los colegios privados, como si quisiera decir que a los primeros s铆 los afectar铆a el nuevo coronavirus y a los otros no.
La realidad es la realidad
Sin importar lo que digan, la realidad muestra el rostro amargo de la derrota sufrida por gobierno en materia de salud, para perjuicio de todo el pa铆s.
No hay camas covid-19 suficientes para atender la demanda de servicios; las Unidades de Cuidados Intensivos est谩n pr谩cticamente agotadas; cada d铆a hay m谩s contagios y m谩s muertes.
Incluso, los mismos funcionarios que, cuando eran opositores, alimentaban la desobediencia civil y el desaf铆o a las disposiciones oficiales para contener la pandemia, ahora se muestran como personas incapaces, ineptas, mientras la incertidumbre se apodera del pa铆s.
Aunque el aumento de las restricciones solo se concentran, por ahora, en el Distrito Nacional, Santo Domingo y San Cristobal, es de suponer que la pandemia se extender谩 con fuerza hacia las dem谩s provincias, sobre todo porque durante los fines de semana el Gran Santo Domingo “env铆a” a cientos de miles de sus habitantes hacia los distintos pueblos.
En pocas palabras, “esto no se sabe a donde vaya a parar”.
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