La familia Guillén lleva a cabo la tradición de San Antonio Negro en Yamasá el domingo más cercano al 13 de junio, como promesa de su abuela Albertina Torres, precursora de esta festividad, dedicada a este Santo, a tal punto que el segundo nombre de todos los guillén eres antonio
Por Dagoberto Tejeda Ortiz
La transición de la economía del oro a la economía ganadera produjo un traslado de los esclavos africanos de las plantaciones de caña de azúcar a los rebaños de ganado de la región Sur hacia el Este y la parte central de la media isla Hispaniola.
El cambio de vida fue responsable de nuevas relaciones sociales de convivencia y tolerancia entre amos y esclavos, distintas a las de la industria azucarera, que se reflejaron en expresiones religiosas y culturales con una mayor dimensión de libertad. Se creó un espacio identitario de fronteras imaginables que abarcó lo que hoy es San Cristóbal, Villa Altagracia, Cotuí, Sabana Grande de Boya, Monte Plata, Yamasá, etc. con nuevas respuestas religiosas, artísticas, culturales, musicales, bailables y gastronómicas, identificadas como “La Sabana del Espíritu Santo”, que hoy forman parte de la cultura popular y la dominicanidad.
La diversidad constituyó la riqueza de la criollización de la cultura dominicana. Negros cimarrones originarios del Congo, Ghana, Benín y Angola de la colonia francesa de Haití, aprovechando los conflictos franco-españoles, acudieron a este lado de la isla en busca de libertad, fundando entre 1676 y 1679 el poblado de Los Mina. , que fueron responsables de varios maniels como Mendoza, La Victoria y Villa Mella, siendo esta última, por su composición étnico-cultural, la responsable de la mayor diversidad cultural.
El sincretismo era el camino de la diversidad. Encontraremos los Palos o Atabales, el Pri-Prí. La Salve, un profundo culto a los antepasados y difuntos con la novena, la Nochevieja y el Banco, estas últimas ceremonias mortuorias, cuando el difunto cumple un año y después de esa fecha. Se mantiene la tradición músico-danzaria del Pri-Prí, Vale Toño (recientemente fallecido) y la Salve con la Reverenda y Enerolisa.
Como expresión musical-bailable y de los ancestros, se encuentra el conjunto de los Congos, en honor al Espíritu Santo, con instrumentos únicos (Palo Mayor, Conguito, Canoíta y Maracas), con ritmo africano y un coro con solista y respuesta, expresión que no existe en ningún otro lugar del país y hoy forma parte de la lista del patrimonio inmaterial de la humanidad según la Unesco donde existió una lengua particular, el “Pororó”, mezcla de elementos africanos y españoles, prohibido por la dictadura de Trujillo, donde también ha logrado sobrevivir una particular cocina de chicharrón, bobote y pan guayiga.
Algunos de estos congoleños se trasladaron a Cotuí y con los africanos esclavizados de la mina de oro que allí se encontraban, crearon cultos y rituales en honor al Espíritu Santo, pero con los Atabales como instrumentos de acompañamiento distintos a los de Villa Mella, donde hay un sagrado paloma y símbolos de San Juan Bautista.
En Hato Mayor se realizan las fiestas patronales en honor a la Virgen de las Mercedes, expresión hispano-católica compartió la festividad con expresiones afro con Atables, a tal punto que como legado de esta realidad, desde hace un tiempo se realiza la novena. en la iglesia católica y terminada la ceremonia, la gente se dirige a una glorieta de un barrio popular, donde todas las noches de la novena hay Atables para bailar, con una comunidad rural diferente, responsable de una riqueza folclórica única, como lo es no existe en ningún otro lugar del país.
Como expresión de esa sociedad hatera, en Bayaguana, en honor al milagro de Cristo, los creyentes le ofrecen un toro como ofrenda como promesa, los cuales son recogidos muchos días antes, los cuales son llevados y entregados a la iglesia el último día. y se subastan el primero de enero, cuya venta a nivel popular se destina a las obras sociales de esta institución.
La noche anterior a la llegada de los toros, hubo jornadas de cantos de toros, poesía popular improvisada, a capella, que se repite en las tres cruces esperando la llegada de la ofrenda de toros.
En Higüey, el 14 de agosto de cada año, siguiendo la tradición y como expresión de esa sociedad hatera, aún son llevados en ofrenda a la Basílica Nuestra Señora de La Altagracia por los creyentes y entregados los toros-ofrenda a los iglesia.
En las comunidades de San Cristóbal, la Salve y los Atabales están vigentes en todas las comunidades rurales, culminando más de cuarenta años de celebración de la Fiesta de Sainaguá Atabales.
Con más de cien años de existencia, exactamente 119, la familia Guillén lleva a cabo la tradición de San Antonio Negro en Yamasá el domingo más cercano al 13 de junio, como promesa de su abuela Albertina Torres, precursora de esta festividad, devota de esta Santo, hasta tal punto que el segundo nombre de todos los Guillén es Antonio.
El pasado domingo 11, como todos los últimos años, es un llamado a las organizaciones religiosas populares, creyentes, familiares, amigos de la región y de varios lugares del país, donde la diversidad prevalece en pequeñas ramas en un bien colectivo. Hay grupos musicales de Atabales, de Gerapega, de Salves, de Perico-Ripiao y de Gaga, los toreros del Cristo de Bayaguana, acompañados de cocina popular y un contexto de reproducciones de Cemí y elementos de la cultura taína.
Los hermanos Guillén son los artistas más trascendentes en la recreación del arte y nuestra tradición indígena, manteniendo viva la tradición de San Antonio en Yamasá, contribuyendo así a la revalorización de nuestra cultura popular y a la enseñanza y difusión de una importante variable de nuestra identidad nacional.
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