Por: Manuel Figueroa
El sonido de los atabales, panderos cristianos, g眉iras y tamboras, mezclado con el ritmo ensordecedor de los colmadones, bandas de m煤sica, discotecas, corridas de caballos y oficios religiosos, convierten durante once d铆as al peque帽o pueblo de Monte Plata en un lugar paradis铆aco de Rep煤blica Dominicana.
Miles de personas invaden cada a帽o la comarca, fundada hace m谩s de cuatro siglos por los colonizadores espa帽oles, para adorar en una fiesta pagana cristianizada a la Virgen de la Altagracia, desde el d铆a 11 hasta el 21 de enero.
Monte Plata, ubicado a 40 minutos de la capital, es el municipio cabecera de la provincia que lleva el mismo nombre, la cual tiene una extensi贸n de 2,614 kil贸metros cuadrados, con una poblaci贸n de alrededor de 185 mil habitantes, seg煤n el censo del 2010.
Su posici贸n geogr谩fica la convierte en la 煤nica provincia del pa铆s que hace frontera con otras nueve provincias: Santo Domingo, S谩nchez Ram铆rez, Duarte, Saman谩, Hato Mayor, El Seibo, San Pedro de Macor铆s, San Crist贸bal y Monse帽or Nouel.
Pero Monte Plata tiene otras caracter铆sticas especiales, porque es uno de los pocos pueblos que celebran dos fiestas patronales en un a帽o. En junio persiste la tradici贸n religiosa mucho m谩s antigua, pero de menos efervescencia, con las novenas de adoraci贸n a San Antonio, considerado por muchos como el verdadero patr贸n hist贸rico.
No obstante, la verdad es que la fiesta de adoraci贸n a la Virgen de la Altagracia no tiene ejemplo. Su actual dimensi贸n y participaci贸n comenz贸 a modelarse cuatro d茅cadas atr谩s cuando grupos de j贸venes dieron un giro cultural y pol铆tico a su celebraci贸n, con la benevolencia de sectores de la iglesia Cat贸lica.
Fue para esa 茅poca, de represi贸n y persecuci贸n, que segmentos poblacionales de la oposici贸n consideraron en Monte Plata que la clase gobernante utilizaba las fiestas patronales como veh铆culo ideol贸gico y lograron el control del comit茅 organizador.
Pero con el paso del tiempo, al superarse las condiciones hist贸ricas que impusieron un modelo diferente de celebraci贸n de las patronales, sus caracter铆sticas cambiaron radicalmente adapt谩ndose a los nuevos tiempos y manteniendo las tradiciones esenciales que le dieron origen.
As铆, Monte Plata contin煤a presenciando los espect谩culos de fuegos artificiales, las fascinantes noches de atabales en la “Enramada de los Palos”, la entrada de los ramos con toques de panderos cristianos, que se replican en las misas de la iglesia y los pases de bandera de los comisarios.
Tambi茅n, la entrada de los Toros de la Virgen el d铆a 19 , cuando la embriaguez de la tradici贸n llega a su cl铆max acompa帽ada por una cabalgata de cientos de caballos que colocan a la concurrencia al borde de la locura.
Entonces, en cada esquina, en cada v铆a, en cada comercio, en cada drink, en cada car wash y en cada colmad贸n, como en la Esquina de Tony”, no queda espacio para la inmensa diversi贸n de los monteplatenses y los miles de visitantes.